martes, 25 de diciembre de 2007

Barcelona 0 - 1 Real Madrid

RECITAL EN EL CAMP NOU

Exhibición del Madrid ante un Barça indefenso. Pepe, prodigioso. Baptista marcó un gol espléndido. Iniesta, única opción local. Ronaldinho, horrible.

Hay lugares y momentos donde se descubren los equipos y los futbolistas. Hay situaciones que reparten diplomas y medallas. Hay cumbres. Y el Madrid coronó la suya, su Everest, su partido. No sólo venció en el Camp Nou: lo conquistó. La hazaña trasciende la suerte o la inspiración de una noche. Significa, sencillamente, que el Madrid es mejor. Y como también es joven es fácil imaginar que esto es el principio de un equipo y el final de otro.

El resultado es que el héroe de aquel partido de hace dos temporadas, Ronaldinho, es ahora el villano del Barça, el símbolo de todo lo malo, el tapón de una generación y de una ilusión. Ayer quedó cruelmente claro, abucheos incluidos, y sólo se entiende que Rijkaard lo mantuviera en el campo si pretendía demostrar precisamente eso, su triste final. Acertó el entrenador si fue un sacrificio a los dioses de la grada, los que devoran los corazones.
La otra consecuencia de ese viaje en sentido contrario es que el Real Madrid ha construido un equipo que crece según lo miras. Desde los valores primitivos, el esfuerzo y el honor, Capello, primero, y Schuster, después, han formado un grupo que tiene la textura de las rocas y los destellos de un diamante.
Para resumir se podría decir que todo es mejor de lo que pensábamos. Empezando por Schuster, al que le suponíamos más simpático y peor entrenador. Y siguiendo por Pepe, un central fabuloso, homérico. Si su rendimiento estaba siendo altísimo en los últimos partidos, anoche completó una exhibición memorable. No es sólo un defensa rápido, seguro, con fútbol y con sentido de la anticipaci además es un central que ataca a la moral de los delanteros, que acaban por sentirse alevines y por parecer llorosos, lastimados.
Pero el mérito fundamental no ha sido el descubrimiento, sino provocar la coincidencia. Baptista, Robinho, Diarra o Sneijder se aproximan por fin a nuestras expectativas y a su precio. Hasta Cannavaro se ha unido a la inspiración general. Por no mencionar a Heinze, del que no esperábamos tanta influencia argentina. Si a esa irrupción sumas los seguros de vida, me refiero a los jugadores eternos (Casillas, Raúl, Van Nistelrooy, Ramos), el resultado es un equipo que lo tiene todo. Ayer, al menos, lo tuvo.

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